Y nos planteamos: ¿Por qué no se nos consulta a los profesionales de área sobre las propuestas de las Sociedades Protectoras?
En primer lugar, el APVK rechaza toda propuesta que centre la problemática en el animal e ignore la situación del ser humano detrás del mismo. Y les decimos a los políticos y a las sociedades protectoras: claro que los animales deben estar bien comidos, cuidados, con sus herraduras, no sobrecargados, y con todo lo que hace al bienestar animal. Pero sus propietarios también señores; sus propietarios también deben estar bien comidos, sanos, dignos y felices.
En segundo lugar, consideramos que no deja de haber un grado de racismo y discriminación al ver únicamente la problemática de los caballos de la gente POBRE. Y vale la aclaración: se habla de reemplazar al caballo de la gente POBRE que se encuentra buscando un medio de subsistencia honesto y lícito. Nadie habla de dejar de utilizar el caballo en los deportes. Esos animales que viven toda su vida encerrados, solo salen para entrenar o correr o saltar, sometidos a tratamientos médicos sólo para que sean más ligeros. No: esos caballos no son "maltratados con brutalidad". Esos caballos valen mucho dinero, además sus propietarios tiene también mucho dinero. Nadie pide que los ricos propietarios de animales deportivos corran los domingos montados en una “moto especial” o jueguen al polo entre ellos, un humano con otro arriba utilizando el palito de polo. NO, solo terminemos con esos feos carritos, con esos molestos pobres recolectando para poder vivir lo que el resto descarta.
El caballo ha sido utilizado históricamente como animal de trabajo (mas tarde en el tiempo incorporado al deporte), compañero y amigo del hombre en tareas que promovieron el desarrollo de la humanidad, alivianando y haciendo más eficiente el trabajo humano. El caballo esta anatomica y fisiológicamente preparado para esa tarea. Es cuadrúpedo, terriblemente musculoso, lo que toca el piso no es piel, es uña dura y si le ponen herraduras es metal.
Pues ahora hay que proteger al caballo del trabajo. Nada de tirar carritos con papeles, cartones y chapas, con un ser humano, muchas veces acompañado por su familia.
Como sociedad descenderíamos varios escalones si nuestra preocupación sólo es el bienestar animal y no la dignidad y felicidad de nuestro prójimo. No caigamos en la inmoralidad de transformar lo inaceptable en normal. A partir de los ´90 se transforma en "normal", en socialmente aceptable, que las niñas y niños se paren en las esquinas de la ciudad limpiando parabrisas (en el mejor de los casos) por unas miserables monedas. Que no se transforme en normal y socialmente aceptable que la solución a la situación de los que se encuentran sin recursos y con honestidad salen a cartonear, sea reemplazarles el caballo por una moto...
Tengamos en cuenta que la actividad de cirujeo o cartoneros además de ser un medio lícito y honesto de subsistencia, es una actividad útil y beneficiosa para la sociedad por el reciclaje de basura. Esta gente debería tener un reconocimiento en lugar de ser agredida y mal vista por llevar un caballo.
El APVK propone que el tema se trate desde otra óptica: que se organicen cooperativas de reciclaje donde los cartoneros puedan ser empleados trabajando el este asunto, con grupos que recojan en camiones el material y lo lleven a un sitio donde otros lo trabajan. De esta manera, la persona deja de tener un "rebusque independiente" y pasa a tener un trabajo con un sueldo, obra social, aporte jubilatorio, etc. Una propuesta con la persona puesta en el centro de la mira, no el caballo.
Lo que tiene que hacerse con los caballos de los cartoneros es lo que se hizo en el Barrio Obrero de Berisso: acercar los servicio de extensión de la Facultad de Veterinaria de La Plata para brindarles una revisación a los animales, desparasitación y vacunación gratuíta (vean los videos publicados más adelante)
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